Madrid, 4 de noviembre de 2021: Tras casi dos años del comienzo de la pandemia, World Vision publica un nuevo informe, Desenmascarando el impacto de la COVID-19: infancia perdida, que revela que la salud mental de los niños y las niñas está muy deteriorada debido al impacto socioeconómico de la COVID-19 en sus familias. La situación en la que se encuentra los niños y niñas «más vulnerables » es aún peor.
Para llevar a cabo este estudio se han realizado, entre abril y junio de 2021, entrevistas a cerca de 12.000 personas, entre ellas 5.500 niños y niñas, de nueve países asiáticos: Camboya, India, Indonesia, Laos, Myanmar, Nepal, Sri Lanka, Tailandia y Vietnam.
Los resultados desvelan que el impacto de la pandemia de COVID-19 en la salud mental de los niños y niñas es tan grave que uno de cada siete encuestados dijo sentir tanto miedo que nada le calmaba, mientras que uno de cada 18 dijo sentirse tan desesperado que no quería seguir viviendo.
World Vision insta a que los dirigentes y otras organizaciones de la administración pública actúen de inmediato para:
- Dar prioridad a las necesidades de salud mental, aprendizaje y protección de los niños y niñas como parte de los planes generales de recuperación socioeconómica
- Dirigir mayores recursos a ayudar a los niños y niñas vulnerables y a sus familias
- Proporcionar ayuda inmediata a los más vulnerables y reforzar la colaboración interinstitucional para aprovechar las oportunidades a largo plazo que ofrece la pandemia
La grave situación de la salud mental de los niños y niñas está causada por el aumento de la violencia en el hogar, la interrupción de la educación y el juego, y la preocupación por el empeoramiento de los ingresos y la salud de las familias. Esto ha hecho que muchos niños y jóvenes se sientan ansiosos, enfadados, temerosos y preocupados por su futuro.
El acceso a la educación es una necesidad crítica, ya que los sistemas educativos deficientes pueden aumentar el riesgo de problemas de salud mental para los jóvenes.
«Los niños y jóvenes sufren actualmente angustia emocional debido al cierre de las escuelas y a la falta de actividades físicas. Queremos que los padres y los cuidadores comprendan nuestros sentimientos y dificultades, y que nos proporcionen apoyo emocional y espiritual», explica Blessing, una niña de 17 años de Myanmar.
Las cifras son aún más sorprendentes para los niños y niñas que viven en situaciones difíciles:
- Si un niño sufría abusos físicos, la probabilidad de sentirse tan desesperado que no quería seguir viviendo aumentaba a casi uno de cada cinco niños, en comparación con los que no sufrían abusos físicos (uno de cada 18 niños).
- Cuatro veces más niños dedicados a actividades económicas (79%) declararon sentirse tan asustados que nada podía calmarlos la mayor parte del tiempo o todo el tiempo, en comparación con los que no participaban en actividades económicas (21%).
Estos resultados respaldan otros informes de World Vision que ya vislumbraban un panorama de salud mental cada vez peor para los niños y niñas vulnerables de todo el mundo. En una encuesta realizada en mayo de 2021 entre refugiados y desplazados internos, los encuestados incluyeron la falta de apoyo psicosocial entre sus tres principales preocupaciones para los niños; el número de niños y niñas refugiados que dicen necesitar apoyo en materia de salud mental se ha triplicado con creces debido a la COVID-19.
Incluso antes de la pandemia, los estudios han demostrado que la gravedad y el riesgo de los problemas comunes de salud mental aumentan entre las personas que viven en la pobreza y que experimentan altas tasas de exclusión social, estrés y trauma, y una atención sanitaria y una nutrición deficientes. Ahora, en todo el mundo, la pandemia de la COVID-19 sigue exacerbando las desigualdades sociales, las vulnerabilidades existentes y limitando el acceso de los niños y niñas a los servicios sociales debido a las medidas de bloqueo.
«Debemos prestar atención urgente para dar prioridad a las necesidades de salud mental, aprendizaje y protección de los niños y niñas. Se puede hacer mucho más para luchar contra el estigma y promover una mejor comprensión de los problemas que afligen a nuestros niños, que merecen tener esperanza y alegría por un futuro mejor», afirma Terry Ferrari, líder regional de World Vision en Asia Oriental.