Cuando se cumplen cinco años del bloqueo de Gaza, las restricciones a la entrada y salida tanto de bienes como de personas siguen teniendo un impacto tremendamente negativo en la vida y en la salud de los niños y las niñas.
El 10% de los niños y niñas menores de cinco años sufren desnutrición crónica, más de la mitad de los niños en edad escolar tiene anemia y los casos de enfermedades relacionadas con el mal saneamiento están en aumento.
El cierre de las fronteras ha dejado a un millón y medio de palestinos hacinados en 365 kilómetros cuadrados, vulnerables a la pobreza, el hambre y las enfermedades, entre ellos uno 819.000 niños.
Según el último informe de Save the Children y el Medical Aid for Palestinians (MAP), la única fuente de agua potable de Gaza está contaminada con fertilizantes y desechos orgánicos humanos y beberla es demasiado peligroso.
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