«No hay imagen que despierte más nuestra ternura y protección que la de un niño. Y más si está solo, sin un adulto que le proteja. Pero si, además, está un país que no es el suyo, donde se habla una lengua que no conoce y la cultura le resulta extraña, la desprotección es aún mayor».
Sara Collantes, Responsable de Políticas de Infancia de UNICEF, ha escrito este artículo sobre Menores Extranjeros No Acompañados, “MENAS”, y aunque se resiste a usar esta expresión, porque cosifica a los niños y niñas, y va en contra del espíritu de la Convención sobre los Derechos del Niño, se obliga a mencionarla, para que todo el mundo entienda de quiénes está hablando.
Menores extranjeros no acompañados en España, ¿cuántos son?
Los datos se hacen públicos una vez al año en la Memoria de la Fiscalía. Existe un Registro de Menores Extranjeros no Acompañados donde se les inscribe cuando su minoría de edad no ofrece dudas, o se determina mediante una serie de pruebas. En octubre de 2017, había inscritos en el Registro 5.380 menores extranjeros no acompañados. Una de las cifras más altas de los últimos años, cercana a las de 2006 y 2007, una cifra preocupante, ya que viven en una situación de extrema vulnerabilidad.
¿Por qué vienen a España niños solos? ¿Dónde están sus familias?
La llegada de niñas y niños solos a nuestro país comenzó a finales de los 90 y ha sido un fenómeno que ha ido creciendo en los últimos años. Aunque el porcentaje con respecto a las cifras de migrantes adultos sigue siendo baja y también con respecto al total de niños extranjeros que viven en España, que supera el medio millón. En estas décadas, el perfil no ha cambiado demasiado. Siguen siendo en su mayoría adolescentes de Marruecos y Argelia, aunque poco a poco ha ido aumentando el número de los que provienen, sobre todo, de distintos países de África Subsahariana. La inmensa mayoría de ellos huyen de la pobreza, de la exclusión y la falta de oportunidades. Algunos también buscan protección a causa de la violencia en sus países de origen.
Las pruebas para identificar su condición de niños. Por norma general, los niños no acompañados no pueden ser expulsados del país ni ser internados en los llamados “Centros de Internamiento para Extranjeros” (CIES). Si el niño tiene documentación o una apariencia clara de menor de edad, su tutela la ostenta la Comunidad Autónoma, que es quien debe garantizar su protección.
Si el niño o niña no tiene documentación, o esta no se considera válida, y hay dudas sobre su edad, el sistema prevé que se le hagan pruebas para determinar la edad. Y ahí nos encontramos con la primera barrera que es el propio sistema de identificación. Se somete a los niños a un uso excesivo de pruebas médicas sin garantías jurídicas suficientes. Además, se trata de pruebas casi siempre radiológicas (radiación) que no dan resultados fiables ni evalúan su madurez psicológica. El segundo peligro viene de una identificación incorrecta. Si a un niño se le identifica incorrectamente como mayor de edad, ya sea por su apariencia o por un error en las pruebas, queda expuesto a vivir en la calle, ser detenido, expulsado del país o ingresado en un Centros de Internamiento de extranjeros (CIE), lo que implica una privación de libertad en contra de la ley.
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