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#NuestraVozNuestrosDerechos un informe que recoge las propuestas de más de 4.000 niños, niñas y adolescentes

16 Nov, 2021 | PARTICIPACIÓN INFANTIL

Madrid, 17 de noviembre de 2021. “A la Convención sobre los Derechos del Niño no se le da importancia en los colegios e institutos… yo pienso que se le debe dar importancia y que eso lo hablen” explica César de 16 años, uno de los más de 4.000 niños, niñas y adolescentes de entre 6 y 17 años que han participado, a través de 346 grupos de 14 Comunidades Autónomas, en el proceso sobre el cumplimiento de sus derechos.

Sus conclusiones y propuestas se recogen en el informe “Nuestra voz, nuestros derechos” que presenta hoy la Plataforma de Infancia con motivo del Día Universal de los Derechos de la Infancia, que se celebra el próximo sábado 20 de noviembre. Además, una representación de los niños y niñas que han formado parte del proceso participativo “Nuestra voz, nuestros derechos” presentarán sus conclusiones y propuestas el próximo viernes 19 de noviembre en el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.

“A veces no nos escuchan o no nos creen, lo que provoca desconfianza a la hora de contarlo o denunciar” explican los niños, niñas y adolescentes sobre la violencia ejercida contra la infancia y adolescencia. “Estad atentos si gritamos, si no hablamos, si estamos solos en el recreo, si no vamos al colegio muy a menudo” señalan. Ante esta violencia proponen, entre otras cosas: hablar con ellos y ellas sobre este tema, escucharles y apoyarles, introducir formación en valores, resolución de conflictos y comunicación no violenta en los centros educativos y en las familias. y dar formación en temas de prevención, detección y protección de la violencia a los y las profesionales que trabajan con chicos y chicas (policías, personal educador, profesorado, etc.).

Según datos del Ministerio del Interior, en 2020 se presentaron 35.778 denuncias que tenían como víctima a una niña, niño o adolescente. De ellas, 5.685 denuncias por delitos contra la libertad sexual, la mayoría contra niñas, que siguen representando el 50% sobre la totalidad. 5.851 denuncias fueron por violencia en el ámbito familiar, siendo las más afectadas las adolescentes entre 14-17 años.”Estas cifras, son solo una pequeña parte de la realidad, ya que la violencia suele permanecer oculta y se han de superar muchos obstáculos para que llegue a denunciarse” señala Ricardo Ibarra, Director de la Plataforma de Infancia.

Los chicos y chicas que han participado en el proceso son conscientes de las desigualdades que existen entre ellos. “No todos tenemos las mismas oportunidades socioeconómicas, ya sea por el lugar donde vivimos o el nivel económico de la familia que nos impide tener las necesidades básicas escolares cubiertas” señalan. Por eso proponen, entre otras cosas, aumentar el número de becas para estudiar, el préstamo de materiales escolares, y el acceso a conexión de internet gratuita para las familias que no pueden asumirlo. Además, piden que los profesores estén mejor formados en el uso de las nuevas tecnologías así como incorporar metodologías educativas más participativas que fomenten la motivación del alumnado. “…Tendría que haber cosas de más práctica, más experimentación, de más dejar la curiosidad de los niños”  señala Daniel, de 17 años.

Los datos sobre la inversión en educación en España corroboran la percepción de los chicos y chicas. España destinó a educación el 4,26% del PIB en 2019 (última fecha de la que tenemos datos), por debajo de la media de la OCDE y de la Unión Europea (4,7% del PIB en 2019). Además, en España, los costos indirectos de la enseñanza obligatoria, como los libros de texto, el transporte y las comidas escolares, dificultan el acceso a la educación. En el curso 2029/2020 cada hogar gastó de media 1.177 euros por estudiante. Además, un 82% de las familias señalan que han tenido que aumentar su gasto educativo a causa de la pandemia.

Los chicos y chicas tienen claro que todos y todas somos iguales.“Todos los niños y todas las niñas del mundo tienen derechos, pero no todos y todas disfrutan de ellos. Para el pleno desarrollo de un niño o una niña es indispensable que se cumplan, no se puede permitir que algún niño o niña no pueda disfrutarlos. Son muy importantes para crecer en las mejores condiciones” señalan. Por eso proponen, entre otras cosas, revisar las leyes para asegurar que son igualitarias e integradoras para los colectivos vulnerables, que aseguren que todas y todos recibimos un trato por igual. reducir el precio de los bienes de primera necesidad o incluir especialistas sobre discapacidad en los centros educativos.

Los chicos y las chicas reconocen que tienen derecho a una vida saludable. Sin embargo, “Es difícil mantener una dieta equilibrada si no hay dinero para comprar” señalan. Señalan que la pandemia por la COVID-19 les ha afectado mucho a nivel físico, mental y emocional “La pandemia ha provocado que tengamos sobrepeso, estemos más tristes, dormimos peor, comemos peor, y nos relacionamos peor…”. Proponen, aumentar las ayudas a las familias más vulnerables, asegurar el acceso a la electricidad, la calefacción, el agua caliente, limitar y regular el acceso de menores de edad a la comida no saludable, y más médicos y psicólogos para niños y niñas.

“Con un 27,4%, España es el tercer país de la Unión Europea con una mayor tasa de pobreza infantil, solamente superada por Rumanía y Bulgaria” explica Ibarra “En España la pobreza energética alcanza a un 16,7% de los hogares y se eleva por encima de la media en los hogares con hijos. Además, el impacto de la COVID-19 en muchos hogares vulnerables ha producido un mayor deterioro de las condiciones socioeconómicas, lo que aumentará la desigualdad”.

Otro tema que les parece importante es su derecho a la participación infantil, señalando que, a menudo “No nos sentimos escuchados por las personas adultas ya que no toman en cuenta nuestra opinión, deciden sin consultarnos”. Además, observan que por el hecho de ser menores de dieciocho años, no se les suele pedir su opinión, y cuando la dan, ésta no siempre se toma en serio, y/o no tiene el mismo valor que la opinión de las personas adultas. Por ello proponen mayor difusión e información sobre participación y sobre las organizaciones donde poder participar, asegurando que llega a toda la infancia, incluyendo la más vulnerable.

 


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