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Se triplica el número de niñas y niños refugiados que necesitan apoyo en salud mental a causa de la COVID-19

7 May, 2021 | NOTICIAS DE LA RED

  • Esta es alguna de las conclusiones que arroja el informe The Silent Pandemic (La pandemia silenciosa) que evalúa las consecuencias de la COVID-19 en la salud mental de los niños y niñas.
  • El estudio ha sido realizado con casi 500 niños y jóvenes en seis países frágiles y afectados por conflictos.
  • En la actualidad, la financiación de la salud mental y el apoyo psicosocial representa sólo el 1% de toda la financiación sanitaria humanitaria.

Madrid, 6 de mayo de 2021: El 70% de las niñas y niños desplazados y refugiados dicen que necesitan apoyo psicosocial, según un informe publicado por las ONG World Vision y War Child Holland. Esta cifra es más de tres veces el 22% estimado antes de la COVID-19.

The Silent Pandemic (La pandemia silenciosa) evalúa el impacto que el encierro y la COVID-19 han tenido en la salud mental de las niñas y los niños que viven en zonas de conflicto o que se han visto obligados a huir. El estudio revela que el 43% de los niños que viven en países frágiles y afectados por el conflicto han manifestado que necesitan apoyo psicosocial y de salud mental como resultado directo de la pandemia de COVID-19 y de los confinamientos. Esta cifra se eleva al 70% en el caso de los niños refugiados y desplazados.  

«Sabemos que la COVID-19 ha exacerbado los problemas de salud mental a los que se enfrentan muchas personas en todo el mundo», dice Dana Buzducea, líder mundial de promoción y participación externa de World Vision“Pero para los niños y niñas que viven ya con el miedo, el trauma y el estrés crónico de los conflictos que alteran y amenazan sus vidas, su impacto ha sido extremadamente perjudicial. En un momento en el que estos niños necesitan más apoyo psicológico que nunca, es más difícil que nunca tenerlo. Los servicios existentes, que ya son limitados en los campamentos de refugiados y en las áreas afectadas por conflictos, no pueden satisfacer la demanda».

El estudio, realizado con casi 500 niñas, niños y jóvenes en seis países frágiles y afectados por conflictos, revela que la COVID-19 agrava la angustia psicológica preexistente de los niños y niñas al añadir más ansiedades a sus estresadas vidas. Entre ellas se encuentran el contagio de la COVID-19, la pérdida de familiares y la necesidad de hacer frente al cierre de escuelas e instalaciones educativas.

“La salud mental y el bienestar de los niños se está deteriorando gravemente durante esta pandemia. Es hora de actuar», dice Unni Krishnan, directora humanitaria de War Child Holland. “Si no se les apoya, toda una generación de niños y niñas vulnerables podría enfrentarse a impactos potencialmente catastróficos y duraderos en su salud mental y bienestar psicosocial. Dado que, antes de la pandemia ya era limitado el acceso a servicios de salud mental y apoyo psicosocial, imagínense la urgencia en estos momentos”.

Los niños y jóvenes encuestados relacionan en gran medida el aumento del estrés con no asistir a la escuela, tener menos acceso a servicios, actividades, centros de salud, áreas de juego, comida y agua. También extrañan especialmente los deportes, el juego, la familia, las actividades para promover la paz y la apertura de escuelas. El estudio también muestra que, si bien el 86% de los niños más pequeños (7-14 años) y el 81% de los adolescentes (de 15 a 17 años), pueden buscar y buscan apoyo emocional de un amigo o familiar, los jóvenes mayores (de 19 a 24 años) luchan por lidiar con su angustia, y solo la mitad (41,8%) tiene a alguien a quien acudir en busca de apoyo.

“Los niños y niñas que han experimentado conflictos, violencia y sucesos gravemente traumáticos necesitan urgentemente acceso sin obstáculos a los servicios de salud mental y apoyo psicosocial. Sin embargo, solo del 2 al 4% de los presupuestos nacionales de salud en los países donde viven estos niños se gasta en salud mental. Además, estos fondos son limitados o inexistentes para los niños que viven en zonas frágiles y afectadas por conflictos. Hay una gran falta de financiación que debe ser abordada”, añade Buzducea. 

En la actualidad, la financiación de la salud mental y el apoyo psicosocial representa sólo el 1% de toda la financiación sanitaria humanitaria. World Vision y War Child hacen un llamamiento a la comunidad internacional para que aporte 1.400 millones de dólares, necesarios para proporcionar apoyo urgente en materia de salud mental a los aproximadamente 456 millones de niñas y niños afectados.

“El mundo se ha mantenido al margen y ha permitido que los conflictos roben la infancia de millones de niñas y niños. La pandemia ha aumentado el sufrimiento de estos niños vulnerables. Sin la atención inmediata y la financiación necesaria, es probable que nos enfrentemos a una crisis mundial de salud mental infantil. Tenemos la responsabilidad moral de actuar ahora, antes de que sea demasiado tarde», concluye Buzducea. 

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