A medida que los ingresos de las familias caen en picado, millones de niñas y niños se ven obligados a trabajar o a mendigar
- Se estima que 85 millones de familias en Asia pueden tener pocas o ninguna reserva de alimentos debido al impacto del COVID-19
- 110 millones de niñas y niños en Asia se enfrentan al hambre debido a la pandemia
- Uno de cada tres niños y niñas migrantes venezolanos se acuesta con hambre
Madrid, 14 de julio de 2020: Un informe publicado por World Vision señala que solo en Asia, hasta ocho millones de niñas y niños podrían estar expuestos a graves peligros debido a la mendicidad, el trabajo infantil y el matrimonio infantil como consecuencia de que sus padres no pueden comprar los alimentos necesarios para dar de comer a sus familias.
El tiempo se agota, advierte que las predicciones globales del aumento del hambre infantil, la violencia y la pobreza debido al impacto económico del COVID-19 ya están comenzando a cumplirse, con una estimación de 85 millones de familias en Asia con poca o ninguna reserva de alimentos y 110 millones de niñas y niños con hambre.
«Nuestras evaluaciones rápidas en países de América Latina, África Subsahariana y Asia muestran que está claro que estamos en la cúspide de una catástrofe para los niños», explica Norbert Hsu, líder de World Vision de Impacto Global «y estas evaluaciones confirman grandes interrupciones en los ingresos, en la capacidad de comprar suficientes alimentos y un incremento de los riesgos para los niños a medida que las familias luchan por sobrevivir”.
“A menudo son las familias más vulnerables y sus hijos los más afectados, los que viven en países frágiles que ya sufren conflictos, cambio climático, inestabilidad o desplazamiento, y los que dependen de la asistencia humanitaria».
Los datos de World Vision a nivel comunitario, confirman que las proyecciones de organizaciones globales sobre el impacto potencial de la pandemia ya se están cumpliendo. El 84 por ciento de los migrantes venezolanos encuestados informaron de una caída significativa de sus ingresos.
“Más del 80 por ciento de los migrantes con los que hablamos dijeron que la comida era escasa, en la medida en que uno de cada tres niños migrantes venezolanos se acuesta con hambre. Nuestra evaluación en África también constató que la mayoría de los encuestados, muchos de los cuales son mujeres, gastan menos en alimentos saludables para hacer frente a la pérdida de sus ingresos”, afirma Hsu.
El tiempo se agota es un llamamiento de World Vision a la acción global para que los gobiernos, agencias de Naciones Unidas, donantes, ONG y el sector privado actúen juntos para ampliar los programas de protección social con perspectiva en la infancia; mantener en funcionamiento los sistemas alimentarios y de mercado; proteger empleos y medios de vida; e invertir en una recuperación económica inclusiva, resistente y ecológica.
«Sin una acción urgente», explica Hsu, «corremos el riesgo de un aumento de la pobreza extrema y del hambre que no se ha visto en décadas».